martes, 27 de mayo de 2008

LAS ETAPAS DEL CAPITALISMO

Durante más de diez años, los iniciales, el capital monopolista tropezó con dificultades objetivas de orden interno y externo, de gran envergadura. En el orden interno, la situación en que se encontraba la economía del país a consecuencia de la guerra civil, No es necesario insistir aquí en que esta situación fue creada por el propio capital monopolista y por la aristocracia terrateniente, sobre los que recae toda la responsabilidad por la guerra civil, aunque luego hayan tratado de utilizar esta misma situación de catástrofe económica –entonces sí que era una realidad lo de la catástrofe económica– para justificar la lentitud del desarrollo económico en unos casos y exaltar sus resultados en otros.

La economía quedó terriblemente afectada, no sólo por la destrucción de una parte importante del patrimonio nacional, sobre todo de medios de producción, sino por la destrucción o desaparición de una parte considerable de la principal fuerza productiva: la fuerza de trabajo, calificada o no. Las dificultades para la reconstrucción eran enormes: agotamiento de las reservas de oro y divisas, disminución intensa de la capacidad productiva, escasez de víveres, materias primas y bienes de equipo que sólo podían adquirirse con importaciones para las que no había la capacidad adquisitiva suficiente.

En esta situación intervienen los factores externos, la segunda guerra mundial que durante seis años agravó las dificultades objetivas para resolver todos esos problemas. Para hacer frente a los más urgentes, no sólo se estableció un sistema muy rígido de intervención y control estatal en todas las esferas de la economía, de la vida económica, sino que se estimuló por todos los medios, y el principal estímulo era la misma escasez de todo, para produció antieconómicamente con los recursos a mano.

El final de la segunda guerra mundial no cambió mucho esta situación objetiva. Los países europeos tenían sus propios problemas de reconstrucción. Pero sobre todo había un cerco político del franquismo, que le impidió, entre otras cosas, beneficiarse del plan Marshall, cuya importancia para el resurgir del capitalismo europeo hoy no se discute.

Sólo hacia 1951, primer préstamo de Estados Unidos, y, sobre todo, desde 1953, acuerdos con los Estados Unidos y comienzo de la ayuda económica norteamericana, la situación comienza a cambiar en este orden.

Por todas estas razones, el desarrollo de 1940 a 1950 fue muy lento, sobre bases económicas malsanas, y al decir malsanas me refiero en contraste con un desarrollo capitalista normal, y acompañado de una intensa inflación. En 1950 la renta nacional apenas había alcanzado la de 1936. Sin embargo, en el marco de este desarrollo lento, se habían creado una serie de elementos productivos nuevos en la infraestructura económica, nuevas ramas industriales, bajo la acción particularmente del INI, que determinan en gran parte el avance posterior.

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